jueves, 16 de febrero de 2012

PARADOJAS CARNAVÁLICAS

Por: Hugo Apaza Quispe



“Cada panadero alaba su pan” dice un refrán popular. En teoría decimos que la humildad es una cualidad de los espíritus superiores, o que cuanto uno más sabe debe ser más humilde, sin embargo en la práctica esta virtud es transgredida por cuanto mortal se ha enemistado con ella. Casi todos con humildad, consciente o inconscientemente, con razón o sin razón pregonamos:
Que somos los mejores, que somos los primeros, que somos los únicos, que somos los campeones de campeones, que somos los auténticos, etc. O, que ellos son imitadores, que no son originales, que son primerizos, que son perdedores, etc.

Parada necesaria:
En las fiestas por carnaval podemos observar las siguientes incoherencias evidentes:

 Las costumbres de origen ancestral son actos de gran significación social, pero la fe en aquellas prácticas mágico-religiosas, consideramos que ya no son sinceras; particularmente en el área urbana, la vorágine de la cultura accidental la viene extinguiendo inmisericordemente. Ahora el dinero (divisas) y la ostentación se anteponen a cualquier argumento religioso.
 Aunque no compartimos la idea de que en el altiplano surperuano las celebraciones carnaválicas se inician el 20 de enero y se prolongan por más de 40 días, consideramos que los carnavales peligrosamente se vienen reduciendo a prácticas dancísticas, mal clasificadas y peor calificadas.
 De acuerdo al calendario católico, las carnestolendas son regocijos populares que se debía celebrar los tres días que anteceden al miércoles de ceniza. Sin embargo, en nuestro medio este calendario es vulnerado, pues al reducirse los carnavales a exhibiciones artísticas (danzas), esta festividad se inicia cuando en realidad culmina.
 Los carnavales también sirven para reencontrarnos con desniveles sociales y económicos, en donde lo nativo es visto con un inocultable desagrado. Pero sus integrantes si tienen conciencia de su arte.
 Las exhibiciones por las carnestolendas debían ser celebraciones espontáneas y creativas, pero no es así, pues por el afán de competir, ganar los mejores comentarios y aplausos, se acude a orientación foránea como la boliviana, de donde se traen bandas de músico, coreógrafos, refuerzos, trajes, etc. ¿acaso no hay talento artístico en nuestro medio?
 A la pregunta: ¿por qué danza usted? Las clásicas respuestas que escuchamos son “por devoción”, “por la pachamama”, o “por diversión”, esta última parece la más honesta, pues si fuera por los primeros no habría tanto derroche de dinero en bebidas alcohólicas, en trajes costosos, en bandas de músicos extranjeros, etc.
 En estos momentos en nuestra región muchas familias rurales están en situación grave debido a las inundaciones, pero con los espectáculos de despilfarro económico, ¿cabría la posibilidad de hablar de pobreza o que a nuestro departamento de le deba declarar en emergencia por falta de dinero?

Un pretexto de carnaval:
En los actuales carnavales lo que se observa son concursos que si bien es cierto que son espectaculares, prolongados y muy concurridos, se la viene convirtiendo en paquete turístico lo cual es un golpe mortal a la tradición cultural. El turismo puede traer dinero, pero hace perder la esencia, “lo más negativo del turismo es la imposición de la cultura del dinero, que trastoca por completo la moral”. Además, ¿cuánto de las divisas le beneficia al sacrificado danzarín que gasta sus soles en los ensayos, pone su cuota pecuniaria y suda la gota gorda en los diversos escenarios? ¿no son acaso las grandes empresas las más beneficiadas?

No es incongruencia, sino una necesidad:
En nuestro medio la gente haciendo grandes sacrificios logra ahorrar dinero durante meses para luego bailar y divertirse no sólo en los carnavales, sino en cualquier otra festividad. Nos encanta exhibirnos, y con pompa decimos que somos los mejores, que nuestra danza o nuestro carnaval es el mejor del Perú; razón no nos falta.
Pero, ¿por qué nos exhibimos con admirable suntuosidad?, ¿cómo anda la salud, la educación y los valores morales de nuestros hijos?, ¿en realidad nos sobra el dinero?
Las últimas investigaciones sociales vienen reconociendo que los seres humanos tenemos muchas necesidades, por ejemplo todos tenemos necesidades fisiológicas, necesidad de seguridad, necesidades sociales, necesidad de reconocimiento, etc. Ocupándonos de las necesidades sociales, el Dr. Miguel Ángel Cornejo nos dice que todas las personas, independientemente de nuestra condición económica, buscamos en forma natural figurar dentro de nuestra escala social, pues en todos los tiempos el hombre ha luchado por la fama y una posición social “la casa que tenemos, el automóvil, las fiestas que ofrecemos, nos brindan la oportunidad de ser alguien dentro de nuestra comunidad”, por ello no debe sorprendernos que una familia de escasos recursos económicos, con motivo de cualquier acontecimiento, gaste lo poco que tienen y hasta lo que no tiene, ya que la satisfacción que le produce socialmente es inigualable. Es normal que se tengan que hacer enormes sacrificios para satisfacer una necesidad, y la necesidad de salir del anonimato no puede ser la excepción.
En las fiestas de carnaval las necesidades sociales llegan a su cúspide, ya que nadie quiere pasar por desapercibido, ni las horribles hermosas máscaras esconden nuestro verdadero rostro. Así, del hecho de ser alguien, pasamos al figurantismo el mismo que nos conduce a ser nadie.
En fin, en estos bulliciosos regocijos todo se puede esperar mientras impere el culto al dinero y la ostentación.

Juliaca, 7 de Febrero de 2004.

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