miércoles, 27 de abril de 2011

LUIS FELIPE LUNA TAMAYO

LUIS FELIPE LUNA TAMAYO
Gestor de la provincialización de Juliaca

Muy poco se ha difundido acerca de la vida y obra de este personaje que se ha integrado a la historia de Juliaca por haberse “destacado como el principal finalista” en hacer realidad la Ley Nº 5463, por la cual se creó la Provincia de San Román con su capital Juliaca.
Luis Felipe Luna Tamayo nació en Urubamba (Cusco) en 1872. Se alejó de su tierra natal a fines del siglo pasado llegando al altiplano para desempeñarse como profesor en la Escuela Municipal de Azángaro. En aquella localidad logró conquistar el afecto y el cariño de doña María Dolores La Rosa Lizares, con quien contrajo nupcias al mismo tiempo que se enseñoreó sobre sus grandes latifundios; de esta unión nació el escritor azangarino Lizandro Luna.


EL HOMBRE PÚBLICO:

Ya como hacendado, en la tierra de Pedro Vilcapaza, devino en adversario de Angelino Lizares Quiñonez y Bernardino Arias Echenique, a quienes les disputaba la hegemonía del poder económico y político en el departamento.
Luis Felipe Luna Tamayo, durante las primeras décadas del presente siglo, se constituyó en importante personaje de la política regional. Llegó a ser Alcalde de Azángaro y su labor edil es recordado por la construcción de local municipal inaugurado el 1 de enero de 1900. En su carrera política, se hizo elegir en reiteradas veces parlamentario ante el Congreso Nacional, por ello fue Diputado por Sandia (1906-1912), Azángaro (1911- ) y Lampa (1920-1924), e incluso llegó a ser Senador por Puno. En el Parlamento presidió importantes comisiones como la de la Reforma Constitucional que permitió la reelección del Presidente de la República Augusto B. Leguía.
Asimismo, ocupó importantes cargos dentro de la administración pública y hasta llegó a ser Prefecto de los departamentos de Apurímac, Huánuco, Ayacucho y Junín. Por su labor como autoridad política, sus admiradores lo han reconocido como “El Prefecto Modelo”. Dentro de su carrera de hombre público se distinguió por la perseverancia en sus decisiones y la vehemencia en sus acciones, por lo que cosechó valiosas condecoraciones y medallas de oro “por los servicios prestados a la nación”.

SU IDEOLOGÍA:

Luis Felipe Luna Tamayo, no fue un hombre de izquierda. En el Parlamento Nacional “se constituyó en el ideólogo del gamonalismo”. Los hacendados tenían la obligación de ungirlo como Parlamentario porque “era el único con verbo sonoro y habilidad expositiva”. Ha conquistado prestigio nacional defendiendo la propiedad del hacendado y en el Congreso fue parte de un “Frente anti-campesino”. El Periódico calcetero “Alborada” (Oct.-Nov. 1951), refiriéndose a este aspecto de nuestro hombre informaba: “En el parlamento sostuvo batallas que dejaron recuerdo. Una de ellas fué la de la defensa de la propiedad en esa vorágine que desencadenó en el Perú el llamado problema indígena en 1923. Fué ese tal vez uno de los mejores triunfos de su vida de político y luchador”.
En efecto, fue un notable político y orador, y por ello también son memorables sus encuentros parlamentarios con el maestro José Antonio Encinas, en la Cámara de Diputados, cuando Luna Tamayo era Diputado por la Provincia de Lampa, y José Antonio Encinas por Puno, y a quien logró vencer en un debate en torno al Proyecto de Ley que pedía la creación de una nueva provincia en el Departamento de Puno.
A pesar de ser defensor de la propiedad hacendataria, Luis Felipe Luna Tamayo dejó ejemplos de labor infatigable, de civismo, altivez y de acciones patrióticas. Inclusive, cuando fue debelado, a sangre y fuego, una sublevación campesina, y capturado el líder Rumi Maqui, el señor Luna Tamayo asumió la defensa de este hábil organizador campesino.

LUIS F. LUNA Y LA PROVINCIA DE SAN ROMÁN:

Durante el primer período del Oncenio del Presidente Leguía, el Sr. Luna logra hacerse elegir diputado, esta vez en representación de la provincia de Lampa. Ya incorporado en su Cámara en 1920, no se olvidó de Juliaca que la había apoyado para su elección como Padre de la Patria. Demostrando que este hijo del Cusco, amaba a Juliaca, libró decisivas batallas para eregirla en capital de provincia. En julio de 1921, ante la Sociedad Geográfica de Lima, sustentó esta necesidad y dijo que

“este pueblo de espíritu pujante, de virtudes extraordinarias que la naturaleza, raza y las leyes infalibles del progreso acumularon, de tal suerte, que hacen de Juliaca, un pueblo viril, fuerte, robusto y pletórico de energías e ideales que le dan derecho a ocupar, resueltamente, la posesión real que le corresponde en la vida nacional” ( , ).

También son históricas sus intervenciones en el foro legislativo a fines de 1923, en donde manifestó que Juliaca es un

“pueblo de abnegación sin límites de valor indomable que con el carácter férreo de los kollas, brillará con luz propia en risueño porvenir que el destino le prepara porque es tierra que fecundó las raíces históricas del Perú, es un pueblo nacido para la libertad y el trabajo … Hoy el Parlamento del Perú, haciendo justicia a sus cualidades sobresalientes, va a declarar su emancipación política y social, dándole la investidura de provincia libre y autónoma para que llene su misión en la senda del progreso”( , ).

Con este célebre discurso logró que la Cámara de Diputados, por unanimidad, aprobara aquel proyecto, cumpliendo de esta manera con la promesa hecha al pueblo calcetero a comienzos del siglo XX. Con esta victoria, prácticamente, se despidió del Congreso que en 1924 ya no contaba con este elocuente representante provinciano.
El poeta José Parada Manrique, refiriéndose a este personaje, llegó a calificarle de “Iluminado” e “ínclito ciudadano” por su titánica labor de independizar a Juliaca.
Cuando en 1924 quiso repetir la diputación por Lampa, le salió al frente un joven, hábil y emergente político lampeño, el Ingº Enrique Torres Belón, hombre de prestigio y muy querido en su tierra.

SU OCASO:

El 9 de setiembre de 1944, en la Capital de la República, la muerte le sorprendió, y en medio de sendos discursos de sus amigos y de quienes lo conocieron, fue sepultado en el Cementerio “El Ángel” de Lima.
Juliaca reconoce a Luis Felipe Luna Tamayo por haber sido el hombre, que con denuedo, batalló por hacer realidad el nacimiento de una nueva provincia, que hoy se llama San Román y que tiene por capital a la Ciudad de Juliaca.

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